¿Cómo nos informamos en la región del Maule?
En las últimas cinco décadas, la forma en que las personas acceden a la información ha sufrido transformaciones radicales, vinculadas profundamente con la evolución tecnológica, cultural y social. Desde Analítica Maule, hemos querido observar esta transformación en nuestra región, a partir de datos recientes obtenidos en una encuesta sobre las preferencias informativas de los maulinos, la que considero 650 casos, distribuidos según sexo, edad y provincia.
Durante las décadas de 1970 y 1980, los principales medios para acceder a la información eran la prensa escrita y la radio. Los periódicos dominaban las rutinas cotidianas; su lectura era una práctica común en hogares y espacios públicos, siendo considerada un acto cultural y de ciudadanía.
La televisión tomó relevancia creciente desde finales de los 80 y especialmente en los 90, redefiniendo cómo se consume información. La televisión transformó significativamente la forma de comunicación pública, haciendo énfasis en la inmediatez y el entretenimiento, lo que implicó una reducción en la profundidad analítica de los contenidos. La cultura televisiva estableció nuevos parámetros de consumo de información, destacando la imagen y simplificando mensajes para audiencias masivas, creando una nueva forma de cultura visual que influyó notablemente en las percepciones sociales y políticas.
La llegada del nuevo milenio trajo consigo un cambio aún más radical con el auge de Internet y, posteriormente, las redes sociales. Internet representa una revolución tecnológica que transforma radicalmente la forma en que las personas interactúan con la información, ofreciendo acceso ilimitado e instantáneo a contenidos globales, pero también creando desafíos en torno a la credibilidad y confiabilidad de las fuentes. Este proceso de digitalización no solo ha facilitado la democratización del acceso a la información, sino que también ha creado una nueva dinámica donde las audiencias no son meramente receptoras, sino también generadoras activas de contenidos.
Los resultados obtenidos en nuestra encuesta reflejan claramente estas transformaciones históricas. Actualmente, las redes sociales se posicionan como el principal medio para informarse, con un 46,5% del total de preferencias, seguidas de la radio (25,2%), la televisión (22,2%) y la prensa escrita (6,5%). Esto ilustra la transición acelerada hacia plataformas digitales, reafirmando las teorías de Jenkins sobre la convergencia mediática, en la que los usuarios integran diversos formatos digitales, priorizando la inmediatez y accesibilidad. Esta convergencia ha redefinido completamente el ecosistema mediático, consolidando el poder de las plataformas digitales.
Desagregando los datos por edad, observamos tendencias significativas. Los más jóvenes (18-29 años) muestran una preferencia marcada por las redes sociales (65%), dejando muy atrás medios tradicionales como la prensa escrita (3%) o la televisión (10%). En contraste, las generaciones mayores, especialmente el grupo entre 45 y 64 años, aún presentan un consumo más equilibrado entre redes sociales (39,5%) y televisión (33,3%). Esto refleja una brecha generacional en la apropiación tecnológica y cultural, consistente con lo planteado por Prensky en su distinción entre nativos e inmigrantes digitales.
Las diferencias por sexo también aportan elementos interesantes. Los hombres se informan más mediante redes sociales (42,2%) y radio (29,7%), mostrando cierta resistencia a abandonar medios tradicionales. En cambio, las mujeres presentan una preferencia más alta por las redes sociales (46,3%) y la televisión (30,6%), indicando diferentes patrones de consumo que pueden vincularse a roles sociales y culturales históricamente diferenciados, lo que coincide con estudios sociológicos sobre género y medios de comunicación (Gill, 2007).
Finalmente, al combinar variables de género y edad, surgen patrones más complejos. Por ejemplo, los hombres mayores de 65 años prefieren las redes sociales más que la televisión, mientras que las mujeres en el mismo grupo etario se distribuyen de forma más equilibrada entre televisión y redes sociales. Esto sugiere procesos diferenciados de adaptación tecnológica y cambios culturales entre hombres y mujeres mayores, destacando la necesidad de analizar cómo influyen factores como la educación tecnológica y el acceso digital.
Estos datos revelan un panorama dinámico y complejo respecto a la evolución en las formas de informarse. En 50 años, hemos transitado desde medios tradicionales hacia la hegemonía digital. Estos cambios no solo reflejan transformaciones tecnológicas, sino profundas modificaciones en prácticas culturales, sociales y políticas, planteando nuevos desafíos en torno a la calidad informativa, alfabetización mediática y responsabilidad ciudadana. Por ello, se vuelve crucial fomentar una educación mediática crítica que permita a las audiencias discernir entre información fiable y desinformación, garantizando una participación ciudadana informada y activa en contextos democráticos contemporáneos.
Conclusiones Generales:
- Redes Sociales son la fuente más utilizada en todos los grupos, especialmente por los más jóvenes (18-29 años), destacando especialmente su consumo como entre mujeres jóvenes
- Sorprende el alto consumo de redes sociales como fuente de información en hombres mayores de 65 años, lo que podría deberse al uso de Facebook o WhatsApp como fuentes incidentales de información.
- La Televisión tiene una relevancia alta en adultos de mediana edad (45-64 años: 33,3%) y es más utilizada por mujeres que por hombres.
- La Radio es más usada por los adultos mayores (65 años y más) y por hombres en general. En mujeres tiene un uso moderado y más parejo. El patrón revela un rol persistente de la radio como medio confiable entre adultos mayores, más en hombres que en mujeres, pero siendo bajo entre jóvenes.
- La Prensa Escrita tiene una participación más baja en todos los grupos, pero es ligeramente más alta en hombres, sobre todo en el segmento 30 a 44 años. Este descenso se alinea con el progresivo abandono de la prensa física y la baja digitalización de los medios impresos tradicionales.
- Hay una leve segmentación según orientación política, quienes muestran inclinación por candidatos asociados a la derecha muestran un consumo mayoritario de medios tradicionales nacional, mientras que quienes se identifican con candidatos de izquierda prefieren medios digitales.
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